De boca en boca va…

Desatando todos los rumores

Te voy a contar una cosa, Cervecionista, que has preparado ya una que otra birra.


¿Cuántas veces has dicho “voy a elaborar esta receta”?


Y te has preparado, con todos los juguetes…


Y has pensado: “Esta vez sí que me va a quedar deliciosa


¿Cuántas veces lo has pensado?


Anda, dime que es mentira…


Has probado el mosto y has dicho ¡umm! Esta vez la voy a clavar, macho.


Llegado el día de catar. ¿Cuántas veces te has decepcionado?


O has preferido autoengañarte…


¿Cuántas?

¿Eh?


Porque las primeras elaboraciones no quedan buenas, seguro hay algún defecto.


Tranqui, yo me lo he dicho cientos de veces.


La ilusión ganaba a la realidad.


Nos hemos creído todo lo que han dicho en el foro o en los vídeos de YouTube.


¿Lo bueno?


Que la mayoría lo sigue haciendo igual y llevan los mismos años cometiendo los mismos fallos, si es que no abandonan antes.


Mala suerte.


Así es fácil destacar.


Sí, ante tanta mediocridad es fácil, porque la clave está en aprender comprender bien los fundamentos y no cometer ningún fallo.


La CERVEZA debe saber a cerveza…

Y el 50 % de los defectos se evitan haciendo una buena limpieza y desinfección.



¡Uff! Es la parte que más pereza me da. Hacer la limpieza y desinfección, pero en cuanto entro en flow ya no hay quien me pare. Si te vuelves un obseso en esto, ya te habrás quitado un montón de los defectos.


Otro fallo más…


Empezamos sin ninguna estrategia. Intentamos reproducir una receta, la que hemos encontrado en un vídeo, en un libro, en un foro, sin comprender su contexto.


Recuerdo mi primera elaboración (un sábado) estaba nervioso. Emocionado. Muchas expectativas.


Miraba los apuntes, movía los cacharros sin ningún orden ni sentido. Estaba inseguro.


Me surgieron un montón de preguntas y lo que menos quería era cometer un fallo que la echará a perder.


Siempre era lo mismo: encontrar una buena receta, comprar la malta, el lúpulo y la levadura y a elaborar.


Tenía demasiadas dudas, pero yo seguía.


Con el tiempo encontré a mi mentor que me dio un par de claves.


Lo que me dijo cambió mi forma de elaborar y ahí sí que me vi avanzar.


Es genial entender y comprender lo que está pasando dentro de la cerveza en cada momento.


Se siente bien saber que controlas un arte que tiene cierta complejidad, además de que el resultado es rico y saludable.


  • Ahora sé identificar los defectos y por qué surgen (dejé de cometer fallos tontos).
  • Sé diseñar mis propias cervezas o replicar alguna que me interesa.
  • Puedo anticiparme a ciertos problemas de fermentación.


Hola, mi nombre es William Gallo y te voy a explicar cómo evitar que tus birras terminen sin fuerza, sin espuma o con defectos por una mala fermentación y para eso hay que cambiar la perspectiva y comprender los fundamentos y ejecutar bien los procesos, es la clave para diseñar tu propia receta y que terminen como las has imaginado.


Verás, hay una idea (que va al hilo de lo que te acabo de decir), muy extendida entre los elaboradores cerveceros y que yo no comparto.


Te pongo en contexto primero.


Empecé a sufrir recién abierta mi fábrica de cerveza. Me di cuenta de que todas mis cervezas tenían defectos.


Me autoengañaba pensando que como era cerveza artesanal, tenía ese saborcillo.


Ese ha sido mi mayor pecado.


Todo por creer que “nosotros preparamos el mosto y la levadura hacia la cerveza

Con el tiempo me di cuenta de que yo era el responsable de todo lo bueno y lo malo en la cerveza.


La CERVEZA debe saber a cerveza.


Sí, es la levadura la que fermenta, pero según cómo la trates y la paciencia que le tengas, te dará lo mejor de ella o se volverá contra ti y te dará una mierda.


Como te contaba, di con mi mentor, Boris de Mesones. Me dio dos claves. Resultado inmediato: Cervezas limpias, cervezas deliciosas que invitaban a pedir otra más.


Al poco tiempo se regó la bola y cada semana la comercial recibía una llamada de algún bar interesado en tener nuestra cerveza.


La gente quería venir a visitar la fábrica.


Y mi cerveza llegó a eventos clave como el MMOD, donde conocí a la diseñadora Ágata Ruiz de la Prada, que me llevó a colaborar en un evento privado en Madrid. Eso me abrió muchas otras puertas.


No habría sido posible con una cerveza de mala calidad. Nadie quiere aparecer al lado de un producto así.


Con toda esa experiencia vivida he decidido crear este proyecto porque estoy convencido de que es un deber y una obligación enseñar lo que uno domina y quiero enseñarte mi método para que puedas elaborar 1M de cervezas.


Te cuento qué estoy haciendo y dos enfermedades que tengo.


  • Sigo aprendiendo. He mejorado el método con el que creaba mis nuevas cervezas en la microcervecería. Más o menos he calculado que he fabricado 320.000 litros, pero muchos de ellos no cuentan porque tuve que tirarlos, así que solo cuento 305.000. El resto me salieron horribles por experimentos que hice o fallos que cometí.
  • En este momento estoy asesorando a un restaurante que tiene su propia sala de fabricación de cerveza, les ayudo a mejorar los protocolos de limpieza, de producción y a retocar las recetas.
  • Me encanta la investigación como actividad de ocio. En cuanto a cerveza, por ejemplo, si encuentro algo interesante, cocino y escribo sobre el resultado de la prueba.
  • Tengo una alergia. Sí, de esa gente mediocre, que se sienten satisfechas con lo primero que encuentra, indisciplinada o que deja todo a medias y nunca termina nada de lo que empieza.
  • Y sufro de temblor esencial, es la única herencia que recibí de mi padre, por si me ves en redes y sostengo una copa que se agita sinuosamente, es por eso.


tengo una newsletter donde todos los días hablo de temas relacionados con la cerveza y cómo mejorar su calidad.

Porque tus amigos se merecen unas buenas cervezas, Tú les vas a decir: “De la birra me encargo Yo…”

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"Para evitar que tus birras terminen sin fuerza, sin espuma o con defectos, como por ejemplo, por la mala fermentación, hay que cambiar la perspectiva y comprender los fundamentos. Ejecutar con precisión los procesos (sin cometer fallos) es la clave para diseñar tu propia receta y que terminen como las has imaginado. Cometer errores es parte del aprendizaje, pero comprender por qué ocurrieron y cómo evitarlos la próxima vez es clave para mejorar."